El miedo sigue en la calle

Ya llevamos tres días después de finalizar el estado de alarma, pensábamos que habría largas colas en los restaurantes, bares, cafeterías, sin embargo no está siendo así; el miedo de muchos clientes, el deshábito de salir a socializar, las limitaciones en la socialización impuestas por seguridad, etc., están haciendo mella en la Hostelería.


Aún hay muchos negocios que no han abierto, los ERTE, la prohibición de despidos, etc., está haciendo tener miedo de aperturar a muchos negocios, sabiendo que han de enfrentarse no a sus habilidades como establecimiento sino también al miedo de los clientes a salir.

La complejidad de la situación está haciendo que muchos sean los que se plantean no abrir hasta Octubre, las vacaciones, el teletrabajo, etc., hacen que sean muchos restaurantes y establecimientos los que vean que abrir puede suponer más gastos que ingresos, que les cueste trabajo salir adelante y finalmente se vean abocados al cierre.

Los políticos, los expertos, los tertulianos, los medios de comunicación, no han visto aún la magnitud que alcanza esto ni el cambio tan drástico que habrá que hacer; ellos sólo entienden de datos pero no confrontan datos, no visualizan la situación comparativa por regiones, pueblos, etc.; sin embargo el hostelero sí sabe qué épocas del año son buenas y cuáles no tan buenas, ahora no se trata de verlas como no tan buenas, se trata de verlas como lo que son, completamente nuevas y llenas de incertidumbre.

Desde luego este post no llegará a ningún lado de donde estaría bien que llegara y, al fin y al cabo, nosotros no somos más que una empresa que se dedica a la personalización de productos para la hostelería, así que no somos relevantes aunque suframos el problema de igual modo que los hosteleros.

Así que vamos a intentar manejar la situación, subir el ánimo hasta dónde nos permita la imaginación, somos libres de imaginar y soñar y los sueños si se trabaja para ello a veces se cumplen, aunque no sea cuestión de un día para otro.

Hay que minimizar gastos y hay que orientar nuestro negocio para que se gane dinero, porque es lo que deseamos sin duda todos, por ello no os preocupéis de perder clientela, la clientela está prácticamente perdida y la que no lo está, la fiel, esa seguro que entiende que ahora hay más gastos que nunca y menos ingresos, así que la pervivencia de los establecimientos también depende de los clientes. Ellos tienen que entender que sentarse en una mesa de una terraza para pedir una caña y pasar dos horas no puede ser rentable, tienen que entender que un establecimientos de hostelería no es un parque público en el que te sientas en un banco y no tienes ningún compromiso, ni gratuito, ni tiene porqué no cobrar o facturar servicios que da, hay empleados y numerosos gastos que cubrir y cualquier cliente que no entienda esto no nos servirá como cliente.

Así que hay que establecer mínimos de consumo, tiempos no ajustados pero tampoco libres de estancia en una mesa, cartas que se ajusten a ese interés del hostelero.

Por ejemplo, a la hora del desayuno, estaría bien preparar una carta con dos, tres, cuatro menús de desayuno:

Ejem.. Café+tostada+zumo..........X € Café+ bollería+ zumo..........X € etc., Jamás permitir tomar sólo un café con leche por apenas 2€, así tendréis pérdidas sin dudas.

Si es la hora de aperitivos, pues igual, por ejemplo...... 1 refresco+2 pinchos..... X € o 1 vino+2 tapas..... X €, lo que no podéis hacer es poner una caña y una tapa gratis, porque así no saldréis adelante.

Si es la merienda o las comidas, pues exactamente igual, lo que tampoco se debe hacer es cobrar tasas covid como algunos han hecho, eso el cliente termina viéndolo como una imposición gubernamental que no un criterio lógico.

Los menús los ponéis vosotros, sed creativos pero no bajando precios, así no podréis subsistir y si vosotros no subsistis este mundo será mucho más tedioso y aburrido.

Imaginad que nosotros por falta de ventas comenzamos a vender cualquier tipo de cantidad a precios tan bajos que no nos dan ni para cubrir gastos, qué tiempo duraríamos como empresa, qué utilidad tendría, absolutamente ninguna.

Por ejemplo, imaginad que quisieseis copas vina tipo cabernet pero sin personalizar, qué haríamos con nuestra maquinaria de personalizar, qué precio podríamos cobrar que fuera competitivo, cómo os las enviaríamos, todo ello son preguntas cuya respuesta final es que no sería rentable.

Ahora imaginemos una vajilla de tacerío personalizada que por la razón que sea, por no tener ahora tanto consumo el proveedor de café no puede daros más vajilla, más tazas, porque no tiene y porque no le saldría rentable, así que intentais pedirlas a una empresa como la nuestra pero claro, como la situación está mal y nosotros tampoco vendemos os la ponemos tan barata que apenas hay margen de beneficio, qué pasaría, a quién beneficiaría, pues a nadie, a vosotros en esa compra pero no habría más.

En todo hay un equilibrio y cuando éste se rompe todo se cae, tenemos que encontrar entre todos ese equilibrio.

Un saludo a todos y animaos, porque aunque parezca que hay pesimismo en este post es precisamente lo contrario, contiene las claves para ser conscientes de qué tenemos que hacer.



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